31 julio 2011

Empieza como si descansando hubiera estado hacía horas. Se le ven hinchados los párpados redondos de tanto ensueño, se frotan las pestañas desnublando el ruido, caen las gotas del ardor y terminan recorriendo aquél contorno de su rostro, despertando. Adentrada ya en la imagen, por demás del vaporoso aire lo veía en el temblor de su diálogo. Balbuceaba con espasmos soplándose las palmas de las manos, agotado, ya sin aire, agarraba la botella y decía de algo. Contestó, la mujer en las ropas de dormir, acostada y metida entre frazadas, enrollada su lengua se movía en densos tramos y pronunciaba con despejado entumecer.

0 comentarios:

Publicar un comentario