27 junio 2011

Creer que hay algo que debería preocuparte, querer arrimar algun escombro (leve, muy leve) y dar vueltas (mentirosas) que no te duelen ni te dejan más que niebla, manoteás y era nada. Nunca lo hubo. Entrás en un exagerado cuento. Perdiendo quizás el sentido. Das con un hombre o con el recuerdo de un tono demasiado gastado en su voz. Se cruza hambriento un gordísimo gato gris y te maúlla, con dos patitas levantadas. Hay paredes con largas ventanas que cubren casi todo el frente, hay un diálogo entre dos personas y los vidrios recrean palabras para ellos o de ellos. Indirectamente estoy presente. Es un discurso que te mantiene cerrada. Son mil pasos hacia un centro que abarca hasta el final. Un final que no me viene al pensamiento.

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