mis ojos despertaban abandonados en sí mismos
había un halo de sencillez esparcido
lo que existía
bajo el umbral ahuecado de mis cejas
era todavía sencillo.
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Porque sé que tú existes, y porque el mundo existe, y yo también existo, porque tú y yo y el mundo nos estamos muriendo, gastando nuestras vueltas como quien no hace nada...
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Porque sé que tú existes, y porque el mundo existe, y yo también existo, porque tú y yo y el mundo nos estamos muriendo, gastando nuestras vueltas como quien no hace nada...
Si ahora me preguntaran por qué estoy tan contento, diría:
«Porque soy»
Gabriel Celaya
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